
DETALLES, del evento
Asistiremos por zoom desde la Sede de Madrid de la ELP
En este libro han sido reunidos por Graciela Brodsky una serie de textos de Jacques-Alain Miller que nos dan a conocer el nacimiento del Campo Freudiano.
En la presentación
Jacques-Alain Miller
conversará con:
Maximiliano Alessanco
Martina Gonzalez Arufe
Juliana Sol Horowitz
Juan Pablo Martin Mogaburu
Guadalupe Nuñez
Pablo Olivero
Micaela Parici
Coordina:
Manuel Zlotnik
Organizado por la EOL

Mariam Martín Ramos
Miembro de la ELP y AMP
Nacimiento del Campo freudiano: La permutación y el reclutamiento
Gracias a la EOL que ha organizado este encuentro, hemos tenido la oportunidad, quizás de forma más clara y estructurada, de recoger las aportaciones de Miller en el campo de la política institucional, una política que ha dotado de una estructura compleja pero, al mismo tiempo, duradera en las Escuelas de la AMP.
De este encuentro quiero resaltar dos elementos de esta política institucional que considero fundamentales: La permutación y el reclutamiento,
Este encuentro ha consistido en una conversación entre algunos jóvenes “preguntones” (1) y J.-A. Miller, con motivo del acontecimiento editorial de la salida y la presentación del libro Nacimiento del Campo freudiano, que es un conjunto de comunicados, entrevistas, discursos recopilado por Graciela Brodsky; un exhaustivo trabajo que en nuestra actualidad se hace aún más necesario para la transmisión a las jóvenes generaciones de una historia colectiva que hemos construido anudando muchos deseos y voluntades al deseo, a la decisión y la firmeza de J.-A. Miller.
Tal como comentó Manuel Zlotmik -quien abrió desde la EOL este encuentro que convocó a todas las Escuelas de la AMP con más de tres mil asistentes-, este libro es diferente a los otros libros de Miller. En efecto, pues recoge y levanta acta de 13 años de la vida institucional de la comunidad analítica con sus turbulencias pero al mismo tiempo con un vigor y empuje fructífero, porque atraviesa la historia de la creación de la ECF (enero de 1981), de la EOL (3 de enero de 1992) de la EEP (1990) y la AMP (febrero de 1992), y en el que se puede apreciar como un hilo rojo la invención y consolidación de una política institucional que J.-A. Miller va promoviendo y que ha abierto un surco y ha dejado una marca en el funcionamiento de las Escuelas y en la vida de la comunidad analítica de la que somos deudores.
Con la primera pregunta, se desplegó una serie de cuestiones que recorrerán la conversación. Miller toma la fórmula de “reinventar la Escuela” contextualizándola con el momento de la fundación de la ECF y aborda la cuestión de los no-analista en el pasado y en la actualidad, así como las distintas políticas que se han puesto en marcha sobre el reclutamiento de jóvenes analistas y su inscripción como miembros en la AMP, en el pasado y ahora con la nueva política de la juventud.
La permutación, ley de la Escuela
En su lectura de este momento 1979-92, J.-A. Miller hace una crítica a ciertos modos institucionales que llevaron a la disolución de la EFP; ciertas resistencias que se revelaron muy intensas, porque se mantuvieron durante 16 años las mismas personas en sus puestos directivos. Ahora bien, en un estado de urgencia como fue el de la fundación de la ECF, dice que no se pudo diseñar nuevamente la estructura para la nueva escuela y se la importó de la escuela disuelta; sin embargo, J.-A. Miller realiza un gran invento, la permutación en todos los niveles de la Escuela, cuestión que retomará en distintos momentos de la conversación, abordando sus diversas aristas: la permutación en tanto obstáculo al narcisismo de las pequeñas diferencias, a las ambiciones desmesuradas, de manera tal que se constituye en su mejor antídoto, al realizar una redistribución de la responsabilidad entre muchos a distintos niveles; en otro momento, la permutación es la posibilidad y el resorte para la aparición de la tyché y alejarse del peso del automatón que toda institución conlleva de forma necesaria para su consolidación, ya que una institución necesita de un orden, de regularidades, de reglamentos que, en el caso del Campo freudiano, J.-A. Miller comenta que fue complejo y necesitó de gran esfuerzo. Sin embargo este automatón puede llegar a ser tan estable que inhiba la aparición de la tyché; y también planteó la permutación en relación al más Uno, a los distintos Uno de la responsabilidad durante un tiempo, sostenidos por la confianza que la Escuela les otorga al ser elegidos para realizar sus funciones, que se espera que sean llevadas a cabo desde la singularidad y bajo el principio del riesgo, asumiendo su función a riego propio para alejarse de la prudencia que promueve encubiertamente el automatón.
Así, la permutación en sus diferentes modos de aplicación se convierte en una Ley de la Escuela, explica Miller, que ha producido una paz institucional más o menos duradera en todas las Escuelas de AMP. Además, Miller habla de su estilo propio dentro de la política institucional, una manera de no controlar todo ni dejar que nadie pueda controlar todo en cualquier nivel de la Escuela, dejando la autonomía en manos de las Escuelas para crear, nombrar, decidir, pero a la vez actuar en momentos decisivos para reordenar y reformar.
Sin duda, esta es una gran aportación institucional que ha regido la vida de las Escuelas de forma permanente, que el mismo Miller considera como un avance con respecto a la propuesta inicial de Lacan, que planteaba la permutación tan solo para el funcionamiento de los carteles.
El reclutamiento de jóvenes practicantes
Otro tema crucial a destacar en esta conversación es el tema del reclutamiento de jóvenes analistas, que también ha pasado por diferentes momentos. En un principio en la EFP, el término de no analistas designaba no solo a aquellos miembros que no practicaban el psicoanálisis, sino también a aquellos miembros que se autodesignaban como AP (analistas practicantes), ya que solo se consideraba a los analistas de pleno derecho a los reconocidos por la Escuela. La autodenominación de AP era la condición para poder ingresar en la Escuela y tener derecho a voto, aunque si bien la Escuela no se hacía responsable de esa autodeclaración, sí se responsabilizaba de la admisión de los AP, pues no todos eran admitidos e inscriptos en la Escuela.
Posteriormente, el 17 de noviembre de 1990 se plantea “la pregunta de Madrid”, que se hace en el contexto de la creación de la EEP (1990). J.-A. Miller nos ofrece un relato somero de ese contexto, nos recuerda que los colegas catalanes no querían una escuela española por motivos que no puede relatar y la creación de la EEP era una solución que permitió incluir a los colegas españoles y los colegas italianos, que tampoco querían una escuela nacional. Los miembros que formarían parte de la reciente EEP eran los pertenecientes a diferentes grupos que estaban comprometidos en distintas invenciones institucionales y que decidieron disolverse para formar parte de la EEP. En un corto tiempo, apenas 24 horas, la nueva Escuela se encuentra con una solicitud de 200 aspirantes a entrar como miembros.
Entonces se plantea cómo realizar la selección de los miembros y la propuesta de la entrada por el pase cobra actualidad y vigencia. Esto implica una transformación del fin del dispositivo del pase que Lacan propuso en 1967, que era exclusivamente la de la salida del análisis. Aunque en la Nota italiana (1973) Lacan contempla el pase a la entrada, propuesta que realiza a los colegas italianos.
Ambos mantienen el mismo principio, el testimonio del pasante, que puede dar pruebas por su enunciación de su análisis, de su experiencia del inconsciente y da pruebas ante los pasadores que son los que se encuentran en una situación similar al pasante. Sin embargo, hay diferencias: el pase a la entrada es un pase inicial que daría cuenta de una verdadera entrada en el dispositivo analítico y que ha hecho la experiencia del inconsciente, mientras que el pase de salida también apuntaría a dar cuenta del pasaje de analizante a analista.
El pase desde el punto de vista de la política institucional supuso romper con las negociaciones de los candidatos al estilo de las sociedades profesionales y universitarias. En el caso concreto del pase a la entrada, “la pregunta de Madrid” tuvo una respuesta inmediata “en acto”, una adopción entusiasta del pase a la entrada sin ruido que se consolidó durante un tiempo.
J.-A. Miller reflexiona sobre este periodo y esta modalidad del pase que considera que no duró mucho —su adopción fue menor a 10 años—, y plantea que quizás alguien tenga datos para concretar el tiempo de este periodo, pero su cancelación no fue producto de una directiva explicita por su parte a las Escuelas, sino que resolvió dejar de apoyarlo porque un colega, un notable, comentaba a los jóvenes que obtener la admisión en la Escuela por el pase a la entrada era muy fácil, lo que fue suficiente para pensar que este dispositivo no mantenía unos criterios con rigor suficiente y su conclusión irremediable fue que había que desactivar el procedimiento.
No obstante, esta vuelta al dispositivo del pase, tomando las primeras propuestas de Lacan, le permite a J.-A. Miller plantearnos esta pregunta: ¿por qué no volver a la idea inicial de Lacan de dejar la decisión a los pasadores sobre el testimonio del pasante? Y, al mismo tiempo, se congratuló por la decisión del colegio del pase de la ELP por haber incluido en el reglamento del pase que sea un solo pase, lo que nuevamente implica privilegiar la tyche frente al automatón, que podía dar una deriva a un concurso de oposiciones.
Finalmente, la nueva política de la juventud, a partir del informe de la AMP de marzo de 2023, encarga a las Comisiones de admisión un procedimiento similar al pase a la entrada en el sentido de que el candidato esté en análisis y que controle su práctica clínica; ahora bien, se ha intentado adecuar los criterios de selección, en otros aspectos, a la etapa vital del joven aspirante, es decir, menos requisitos relativos al número de comunicaciones en las Jornadas, casos clínicos expuestos, artículos publicados, años de formación en las Secciones Clínicas e Institutos, duración de la experiencia en la práctica, responsabilidades asumidas en la Escuela, etc., siendo el Consejo el que evaluará la nueva política a partir ya del próximo año para ver sus los resultados.
Para terminar, y a partir de una pregunta sobre la relación de Lacan con la Escuela en la que se rescató la gran paciencia que en ocasiones mantenía para luego concluir con una gran impaciencia, J.-A. Miller aporta una reflexión que me parece una indicación de interés para mantener la política institucional de una institución que ha crecido mucho desde su fundación, una gran y compleja institución como es la AMP.
Miller considera que la paciencia es la actitud para enfrentar lo real, lo real hace obstáculo y para enfrentarlo se necesita paciencia, paciencia incluso para padecerlo. Incluso la posición del analista es una posición de espera, de ser paciente con cada tiempo del analizante, ya que lo real no es posible forzarlo, se necesita tiempo para estar en posición de analista, para formarse; entonces vemos que ese factor tiempo no se puede eliminar, “se necesita tiempo”.
En la política institucional se necesita el tiempo, incluso tiempo para sentir las resistencias, los obstáculos, porque ambos son apoyos para sostenerse también, por tanto hay que cuidarlos. Retomando a Hegel, en su Crítica a la razón pura, J.-A Miller señaló cómo la paloma sin la resistencia que engendra el aire no podría volar, necesita el aire y la resistencia del aire para no caer. Y al mismo que hay la paciencia ante las resistencias y los obstáculos, hay un momento productivo de la impaciencia que surge cuando los trozos de real se configuran para ofrecer la oportunidad de la acción en un momento de urgencia, la ocasión para que surja lo nuevo.
Ante las críticas a la Nueva Política de la Juventud solo, entonces, cabe esperar; en estos momentos se trata de abrir, no completamente sino lo bastante para dar una perspectiva a los jóvenes, y también para renovar las maneras y el estilo de la institución que se ha ido envejeciendo. Ningún reglamento es válido para siempre, ya que la duración modifica el efecto de los procedimientos. En efecto, como dice Miller, en un principio un nuevo procedimiento produce los efectos positivos que motivaron su promulgación; después, pasado un tiempo Tx, llegan los efectos negativos. Así la apertura inicial deviene a posteriori en un caos, el rigor inicial puede devenir en un efecto mortificante.
Entonces, como vemos, la política institucional nos convoca a una constante tensión entre automatón y tyché, entre paciencia e impaciencia, una negociación activa entre Caribdis y Escila. ¡Toma tiempo!
1.Miller, J. A., “Los preguntones”, Introducción a la clínica lacaniana. Conferencias en España, RBA, Barcelona, 2006, pp. 61-68.
Nacimiento del campo freudiano. Textos reunidos por Graciela Brodsky. Paidós, Buenos Aires, 2023.
–Nacimiento del campo freudiano. Disponible:
–Nueva política sobre la juventud
-Miller, J. A., comentario a algunas cuestiones abordadas en la carta precedente
-Tendlarz, S, Desde París, Virtualia nº 4, 2001. Disponible en:
https://www.revistavirtualia.com/articulos/743/dossier/desde-paris-hacia-la-escuela

Marisa Alvarez
Miembro de la ELP y AMP
La permutación y el riesgo de fracasar cada vez. Algunas resonancias.
El 10 de junio de 2023 la EOL presentó el libro de J.A.Miller, “El nacimiento del Campo Freudiano”, un conjunto de textos institucionales reunidos por G.Brodsky, que narran la historia del nacimiento del Campo Freudiano, desde la disolución de la Escuela Freudiana de París en 1980, la fundación posterior de la Escuela de la Causa Freudiana de París hasta la fundación de la Escuela Europea y la constitución de la Asociación Mundial de Psicoanálisis en los años 90.
No se trata como dijo G.Brodsky de un libro de historia, sino de un libro para el presente y para el porvenir del psicoanálisis. A lo largo de los documentos se ve como en el camino de la construcción de las escuelas que nos ha traído hasta hoy, J.A.Miller siempre se dirige al futuro. En la página 149 por ejemplo, en un momento de crisis de la ECF dice: “ la escuela no es de nuestra propiedad, pertenece a los futuros”. En otro texto, de 1990, se dirige a las escuelas que aún no existen. Hoy constituimos siete escuelas. Y en este encuentro también se refirió al futuro del psicoanálisis y estuvo orientado por la “nueva política de juventud” que J.A.Miller nos propuso hace meses.
Jóvenes de la EOL y la propia compiladora le plantearon previamente por escrito siete preguntas. Las preguntas versaron sobre las inquietudes y malestares que circulan en la vida de las escuelas de la AMP. Los no analistas y su lugar en la escuela, el pase, el estilo de vida de los analistas, los micromundos de las escuelas, el automatón, el envejecimiento de las escuelas. La presentación se puede seguir en el canal Youtube de la EOL Probablemente constituya ya un documento de futuro. Se puede apreciar, cuando se escucha, como J.A.Miller fue componiendo con sus respuestas un texto que desemboca en su actual doctrina de Escuela. Que constituye, según mi modo de entenderlo un giro de timón, una apertura, entre otras cosas a las admisiones en la Escuela, después de 21 años. Una de las preguntas se refirió al texto “La pregunta de Madrid”(1990), donde J.A.Milller propuso el pase a la entrada en la escuela. Miller responde en esta ocasión que tiempo después de ponerlo en funcionamiento, decidió eliminarlo ya que para ser miembro de la Escuela era necesario dar cuenta de algo mas que estar en análisis y tener una relación con el inconsciente. Además, comentó que en ese momento le pareció que ya eramos muchos.
Desde su respuesta a la primera pregunta sobre los no analistas y su lugar en la Escuela la permutación tuvo un protagonismo especial en este encuentro. Recordó que fue él quién la puso en funcionamiento en la Escuela de la Causa Freudiana y después en las demás escuelas. Señaló que permutación es una palabra que Lacan dijo una sola vez, pero que no llevó a cabo en la EFP. No le gustaba cambiar las personas y sus funciones institucionales, pues estaba demasiado apremiado por su enseñanza. Pero J.A.Milller señaló que cuando hay crisis institucional no es quizás siempre lo mejor disolverse. Él logró convencer a todo el mundo del procedimiento de la permutación, que efectivamente ha sido respetado y traído la paz institucional durante muchos años. La permutación ha permitido construir un automatón, muy complejo que es del orden de la necesidad, pero que hace lugar a la tyche. Una primera vez para todos aquellos que se hacen cargo de las funciones institucionales.
Sin embargo con la permutación y el llamado envejecimiento, hemos hablado en nuestras reuniones institucionales en la ELP de algunas dificultades en los últimos años. Es decir, ahora necesitamos ser mas. De ahí las políticas de juventud y la actual doctrina de escuela que nos plantea J.A.Miller. Una política para el porvenir que promueve la multiplicación de los unos, gracias a la permutación, en todos los niveles de funcionamiento. Una apuesta por el principio del riesgo frente al de la prudencia que suele defender el automatón. Puesto que no hay enunciación colectiva, hace falta que cada “uno” acepte el riesgo de fracasar cada vez y con ello promover su estilo y su modo de gozar de la Escuela. Una política que necesita, una vez hecha la oferta, una virtud necesaria para el analista, que es la paciencia frente a lo real. Paciencia con las resistencias a la escuela. La escuela de Lacan, una escuela digna de ese nombre, necesita para volar, como la paloma de Kant, no solo de las alas del deseo sino también de la resistencia. La de los futuros miembros e incluso de los actuales.