Casa de Colón. Adornada para la fiesta de los difuntos. Las Palmas de Gran Canaria

El próximo lunes 30 de octubre de 2023 a las 20.00 horas (hora peninsular)

Presencial en la Casa de Colón C/ Colón, 1, Las Palmas de Gran Canaria

y online vía zoom.

MESA REDONDA: “CON ACENTO CANARIO”.                                                  

ESPACIO PREPARATORIO DE LAS XXII JORNADAS DE LAS ELP

 “Lo que hablar quiere decir”

Conversación acerca de las resonancias singulares que despierta en cada sujeto el acto de hablar.

INVITADOS:

Elena Acosta. Gestora Cultural. Directora de la Casa de Colón. Las Palmas de Gran Canaria.

Nora Navarro. Periodista.

Javier Garmendia. Psicólogo/ Psicoanalista. Miembro de la ELP y la AMP.

Marta Mora. Psicoanalista/ Socia de la Sede de Madrid de la ELP.

Eva Pérez. Psicóloga.

Jenirée C. Marín. Psicóloga/ Psicoanalista.

Cristina Benítez. Pedagoga

Mónica Marrero. Enfermera Especialista en Salud Mental.

COORDINADO POR:

Josefa Rodriguez. Psicoanalista. Miembro de la ELP y de la AMP

Fabiana Lifchitz. Psicoanalista. Miembro de la ELP y de la AMP

Cartél de la convocatoria

Marta Mora Doldán Moreno

Socia de la sede de Madrid de la ELP

Fue un encuentro en la Casa de Colón abierto al público, con el horizonte puesto en las XXII Jornadas de la ELP, “Lo que hablar quiere decir”. Encuentro al que fui invitada a participar, con un texto sobre lo que me había causado el libro Panza de burro de Andrea Abreu. 

La autora muestra muy bien que lalengua en un contexto determinado, donde lo que se ve y se escucha marca, esculpe el cuerpo como un cincel.

El encuentro fue ameno y divertido, participé on-line y viendo su transcurrir me venía la frase de un cantautor de folclore argentino, Atahualpa Yupanqui que decía “hay mucha abundancia de escasez” …y ahí estaba lo divertido, un solo micrófono para las participantes presentes, en una larga mesa donde había que moverse para leer el texto que cada una había preparado. Estaba claro que cuando no hay, hay alegría y deseo, que un obstáculo no es un fracaso, es una posibilidad. El desarrollo fue muy ágil porque la condición fue que los textos no debían superar los 5 minutos. 

Todos los trabajos resultaron interesantes, a mi particularmente, por mi historia, me gustó mucho el texto de Jenniré Martín, que tituló “Irse de la lengua”, una frase que tiene normalmente la significación de decir más de lo que se quiere y que lo relacionó con la migración, como irse de la lengua ¿materna? ¿nativa?: “La migración instaura, entre otras cosas, una nueva relación con el cuerpo: comer diferente, oler diferente, tener un tacto diferente, escuchar, hablar y ser hablados diferente, una nueva relación con la palabra, con el lenguaje y con la escucha, una (otra) forma de ser tocado y hacerse un (otro) lugar. Y es que implica un movimiento tal que convoca también una mudanza de sí mismo. Diría que no sólo se migra de un espacio físico a otro, de un territorio a otro, sino que hay tránsitos en la vida, recorridos que son migraciones…” dice su texto. También tomó la experiencia de un análisis donde “… el dispositivo analítico es una invitación a “irse de lengua” y decir…” o “Para los psicoanalistas la diferencia entre significante y significado es vital. Estar advertidos de que en lo dicho hay algo que no se dice y en ese lugar enigmático, cada sujeto puede encontrar “claves” que le convoquen a replantearse su forma de hacer, de lo que sufre, de lo que goza… En nuestro mundo de lenguaje somos sujetos de verbos que nos vienen dados por el Otro, operados por el malentendido. Decir es torcer los hilos que otrora unían inequívocamente significantes y significados.”

Anticipo algunas frases importantes que me tocaron. Nora Navarro que entrevistó a Andrea Abreu y lo que ella le dijo: «Panza de burro me salió del chorro, como un grifo sin parar», me dijo, «fue como vomitar, como una catarsis, porque rompí el tablón de la oralidad y no hice diferencia entre el acto de escribir y el acto de hablar». Cristina Benítez Moreno y sus preguntas, emocionantes, “¿Quizás, en la escucha de lo que hablar quiere decir, tengamos la oportunidad de descubrir lo más parecido a una de las entradas al vacío de nuestra libertad?”. Eva Pérez Bugnone, que tomó el tono de esa escritura cuando dice “Con este magma de personajes que hablan en lengua volcánica, la autora nos sitúa justo en un borde.” Javier Garmendia al que atrapó la portada “… impactante, oscura, casi lúgubre. Esto, ¿me quiere decir algo?” se preguntó. Una portada que intuye, proviene de un trabajo mas extenso de la fotógrafa Alexandra Sanguinetti llamado “Las aventuras de Guille y Belinda”, y el enigmático significado de sus sueños. Sueños tan enigmáticos como el acontecimiento de cuerpo que testimonia del encuentro del significante con el goce y que un análisis trata de recortar al atravesar sus sombras, sus panzas y sus huracanes.”

Fabiana Lifchitz, habló de lo familiar “…de la lengua hay algo del orden de la pérdida, del exilio de la lengua. Hay algo del orden de la extrañeza en aquello que el sujeto dice sin saber que lo está diciendo, algo íntimo y privado donde el sujeto queda excluido. Una exterioridad íntima. Esa parte de alteridad que habita en cada sujeto, que no es otra cosa que el inconsciente.” escribió.

Josefa Rodríguez que incidió en el “laleo” como “…ese juego con los sonidos que acaricia los oídos de un niño pequeñito, antes de que empiece a hablar y a entender lo que dice, puro goce, es la música hecha de homofonías, onomatopeyas, y entonaciones que tiene para él un enorme efecto placentero, nos muestra que todo lo que un niño oye del Otro pasa por su cuerpo”

El espacio se inició con un hermoso vídeo sobre la isla, la ciudad y el lugar donde se realizó el encuentro y se intercaló el video de un bebé donde la sonoridad de los primeros laleos y la música creaban una melodía. Se cerró con una nana canaria, un “arroró” que, aunque muy local tenía resonancias en el mundo que habla español.

Los enfoques singulares hicieron de “Lo que hablar quiere decir” una experiencia en acto del título de nuestras XXII Jornadas. Los invito a leer  este libro Panza de burro, traducido a 18 idiomas y los trabajos que generó en https://decir.jornadaselp.com/  y como dice la editora, “Déjense envenenar, misniños!”… por el enigma.

Día del encuentro

Eloísa García Laynez

Socia de la sede de Madrid de la ELP

El pasado 30 de octubre, y como parte del espacio preparatorio de las XXII jornadas de la ELP: Lo que hablar quiere decir, tuvo lugar en la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria la mesa redonda “Con acento canario”. El encuentro fue organizado por Josefa Rodríguez y Fabiana Lifchitz, ambas psicoanalistas miembros de la ELP y de la AMP.

El acto quería ser una conversación, acerca de las resonancias singulares que despierta en cada uno el acto de hablar, para ello se tomó como pretexto la novela de la joven escritora tinerfeña Andrea Abreu, Panza de burro.

 Esta novela, publicada en 2020 ya ha vendido en España más de 66.000 ejemplares y ha sido traducida a 20 idiomas, siendo en estos momentos un best seller en Alemania. Es una novela breve, de apenas 172 páginas, de la que se ha dicho “novela salvaje”, “ha roto esquemas, corazones y estadísticas”, “relato indómito”, “mirada poética”, “tan llena de belleza como de dureza”.

La novela nos comparte un verano en la vida de dos adolescentes en un pueblo del interior de Tenerife, es el relato de la amistad entre esas dos niñas, de sus primeros latidos del deseo, el descubrimiento de sus cuerpos, la extrañeza, la ternura y la melancolía.

¿Cuál es la principal originalidad de la novela? El lenguaje que Andrea utiliza; las protagonistas hablan en canario y así está escrito, con todas esas palabras propias de esa tierra. A este respecto la autora dice que usa el “habla tradicional canaria como mecanismo formal y ejercicio político de reivindicación identitaria anticolonial y feminista”.

¿Qué es la panza de burro que da título a la novela? Panza de burro es una expresión para denominar a un fenómeno meteorológico, que consiste en la acumulación de nubes de baja altura que actúan como pantalla solar, provocando una sensación térmica de refresco, característico del norte de todas las islas canarias. Es un fenómeno meteorológico que afecta al cuerpo.

Andrea toma prestado ese término para nombrar su primera novela, en ella el cuerpo habla de la pulsión y no se barra la dimensión pulsional de la sexualidad.  La autora escribe con el cuerpo, hay un decir propio, el de Andrea, que logra dar un retoquecito a la lengua. En el relato hay una jerga propia, descarnada, que hace resonar los fonemas, el cuerpo y el decir más singular del parlêtre en el registro sonoro de la lengua canaria. Así nos lo explicó Josefa Rodríguez cuyo objetivo era “hablar de las resonancias en cada lector de la lectura del libro, de lo que hablar quiere decir”.

Al estar organizado por Fabiana Lifchitz, de la sede de Valencia, junto con Josefa Rodríguez, de la sede de Madrid y celebrarse en Las Palmas, el evento dio lugar a un intercambio inter sedes que, aunque tuvo sus dificultades, resultó muy satisfactorio tanto para las organizadoras como para los asistentes. Fue un acontecimiento de Escuela, que puede servir como ejemplo para futuras actividades compartidas entre las diversas sedes.

En la Conversación se unieron desde Madrid Marta Mora, psicoanalista y socia de la sede de Madrid de la ELP y Javier Garmendia, psicólogo y psicoanalista miembro de la ELP y de la AMP.

En la Casa de colón estuvieron presentes Nora Navarro, periodista, Eva Pérez, psicóloga, Jenirée Marín, psicóloga y psicoanalista, Cristina Benítez, pedagoga y Mónica Marrero, enfermera especialista en salud mental, un estupendo grupo de mujeres jóvenes que compartieron lo que el libro quiso decir para cada una de ellas. El acto tuvo un final tremendamente emotivo en el que Josefa quiso “rendir un homenaje a las madres y abuelas canarias” compartiendo con todos nosotros el Arrorró, la nana canaria por excelencia y que a todos los presentes nos llevó a esa infancia, tal vez mítica.

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