Reseña de Celeste Stecco

El arte puede poner delante eso que se busca no ver y callar, puede producir que la falta falte y que la angustia afecte.
Esto es algo que la obra del artista japonés Tetsuya Ishida (1973-2005) produce. Difícil salir como se entró sin que a uno nada le pase.
La enorme lucidez de este artista de tan corta vida muestra como el capitalismo neoliberal busca fabricar subjetividades aptas para su permanencia haciendo de la civilización una gran nave industrial. Ishida muestra cómo, a la vez, el sistema intenta incidir en los cuerpos: esclavizarlos, aislarlos, llenarlos, encerrarlos, hacinarlos, atraparlos, dormirlos, controlarlos… desde la infancia.
El artista nos expone a los efectos que produce en los seres hablantes el sistema de control social contemporáneo, con la educación como aliada fundamental, a la vez que deja intuir que ese control es no-todo, y que la decisión sobre la propia vida es de cada uno, aunque esta pueda implicar su final.
* Puede visitarse la exposición hasta el 8 de septiembre en el Palacio de Velázquez. Centro de Arte Reina Sofía. Madrid