Reseñas de las primeras clases del Curso de la BOLM

Por Paula Fuentes – Socia de la sede de Madrid de la ELP.

Primera Clase: Introducción. Abordaje del concepto “salud mental” desde el psicoanálisis. Dictada por Carmen Bermúdez

En la primera clase, introductoria al concepto y al abordaje de la salud mental desde el Psicoanálisis, se recibe, con un tono acogedor, la vuelta a lo presencial del curso desde hacía varios años. Con esta clase introductoria se retoma la cuestión de la salud mental, la dificultad de cumplir con la descripción que ofrece la OMS, lo mediático de la cuestión, la estigmatización o los posibles agravamientos del sufrimiento psíquico de los sujetos debido a la pandemia. Carmen Bermúdez, directora de la Biblioteca hace un recorrido histórico por el tratamiento de la salud mental, nombrando a autores de referencia, clásicos y contemporáneos, dejando claro que los analistas debemos tomar partido por los temas de la actualidad y apelando a la idea de responsabilidad y singularidad en el tratamiento de cada sujeto. Desde el Psicoanálisis, llamaremos a los sujetos como incurables de la dimensión subjetiva imaginaria, pero evitaremos el nombre de enfermos, ya que se apuesta por una desorganización de las clasificaciones, escapando al discurso de la cuantificación y a la negación de los padecimientos subjetivos. El nombre lo tendrá que poner el sujeto, no los manuales diagnósticos clasificatorios, siendo la angustia lo que sirva como orientación hacia la dirección de la cura, con lo que la mayor importancia será la escucha singular al síntoma particular.

El debate animado, que se genera tras la intervención, deja claro el interés en este tema y en la importancia que otorga el Psicoanálisis el tomar a cada sujeto como único, para que pueda hablar de lo que le pasa, dando dignidad a su síntoma, evitando la etiqueta diagnóstica y la satisfacción de una demanda que se dirija hacia lo clasificatorio.

Desde este maravilloso primer encuentro, se inaugura una serie de más, que irán desarrollándose con interés, alegría y presencia.

Segunda Clase: Un abordaje singular del síntoma. Dictada por Blanca Cervera

Blanca Cervera es la encargada de impartir la segunda clase, para tratar el Abordaje singular del síntoma para cada sujeto, cuestión central en el psicoanálisis, siendo algo inédito y subversivo para el sujeto y para esta época, tal y como dice Blanca. Se formulan preguntas sobre lo que entendemos por síntoma, por normalidad y lo que hacemos con lo que se sale de la norma y no funciona. Destaca el interés del Psicoanálisis en el síntoma, en las preguntas y en las diferencias. No renegamos de la nominación, pero buscamos lo singular, lo que nombre lo propio de cada uno prestando especial atención al discurso, para situar el trauma por fuera de cualquier universal, ya que el síntoma es el que habla de una verdad subjetiva y así abrirá la pregunta para saber qué quiere decir ese síntoma, que juega una satisfacción sustitutiva paradójica y que a través del análisis se tratará de no necesitarlo y poder vivir un poco mejor.

Las conclusiones a las que se llegan a lo largo de la presentación es que no se trata de eliminar el síntoma sino de hacer un trabajo con él, porque gracias al síntoma se logra un arreglo, y ya que sabemos que la infancia no se da sin angustia ni sin síntomas, será el sujeto el que tendrá que encontrar soluciones y dar respuestas.

Desde el público se va produciendo un debate animado que toca también lo que sucede en la época, la segregación, el odio a la diferencia, a la diversidad, a la otredad, y que también se produce en la educación y en la política, pero también pensando en cuánta influencia ejerce una época en lo que pueda estar ocurriendo.

Antonio Ceverino realiza varios aportes al debate dando cuenta de la equiparación que se hace desde el DSM de los trastornos a los síntomas y ensalzando al esfuerzo que debe hacerse en la clínica por tratar el síntoma, para que el sujeto crea en el inconsciente y entienda que lo que le pasa le ocurre por algo, que tiene causa, que no crea que es algo externo que viene de fuera, y así pueda hacerse responsable para encontrar sus soluciones subjetivas.

Se reflexiona sobre la importancia de hacer una revisión del modelo educativo para que cada sujeto pueda alojar lo propio de cada uno, lo singular, algo que no solo tendrá que hacerse en las aulas sino también en la consulta, y no solo con los niños sino con cada sujeto.

De nuevo, otra clase que deja con ganas de más.

Tercera Clase: Dignidad de la angustia. Dictada por Amanda Goya

La tercera clase del curso de la BOLM es impartida por Amanda Goya, quien realiza un recorrido riguroso, primero por la etimología de la angustia, diferenciándola de la ansiedad, y después determinando a la angustia como un afecto de todos, que no engaña y que señala la fragilidad del sujeto como cuerpo hablante, todo ello como eje fundamental de la clase titulada “La dignidad de la angustia”. Amanda explica la relación entre el psicoanálisis y el existencialismo ateniendo a la ética como punto común, y realiza un recorrido esencial por la obra de Freud y sucesores, y la de Lacan, en el tratamiento de la angustia, con aportes sobre estructuras específicas y destacando la importancia de poner a trabajar la angustia, favoreciendo la singularidad que tanto se ve amordazada por los protocolos de la época, la privatización de la salud pública o el neoliberalismo.

Apela al seminario 10, La Angustia, donde Lacan va más allá del significante, de lo innombrable, llegando a lo real, donde no hay ya palabras y toca entonces el cuerpo del ser hablante, nombrando el sexo y la muerte como dos de los grandes misterios frente a los que surge la angustia. Se buscará dar un marco analítico a la angustia para estar advertidos y tener recursos inéditos.

Las premisas fundamentales de la clase serían: en primer lugar que la angustia tiene que ver con un exceso, cuando hay falta de la falta; y en segundo lugar, que la angustia no se cura, pero se atraviesa, y puede tomar una función operativa, que empuje a elaborar, a moverse, al acto. Habría que preguntarse entonces qué tengo que ver yo en eso que me ocurre, poniendo así a trabajar a la angustia, porque pueden producirse cambios o descubrimientos en la subjetividad del sujeto.

Las consideraciones sobre la actualidad, tal y como Amanda dice, apelarán a la valía de la experiencia de la angustia que puede tomarse en una cura, si y solo si dicha cura se hace desde una escucha muy particular, la que se desprende de la formación del analista que la conduce, porque un analista no conduce al paciente, la que conduce es la cura.

Surge un debate estupendo tras una intervención teórica clara y alentadora sobre la angustia, un afecto que nos atañe a todos, que tiene siempre una causa y que no está cuando se desea. Se desprenden numerosas preguntas en torno a la angustia y los malestares contemporáneos, propios de un momento clave respecto a la llamada salud mental, que se estaría volviendo una mercancía más en un mundo cada vez más medicalizado.

Se dirá para cerrar esta clase tan interesante, que el psicoanálisis aporta una dimensión más a la vida, por hacer la experiencia de leer el inconsciente, y ahí estaremos, como analistas y como analizantes.

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