PROGRAMA
MESA 1
- 10 a 11h. Tiempo de cartel
Blanca Medina: “Una experiencia del cartel”
Mila Ruiz: “El tiempo vivo”
Coordina: Susana Gopar
MESA 2
- 11 a 12h. Lazo a la Escuela
Eloísa García: “El cartel anuda a la Escuela”
Luisella Rossi: “Acerca de mi experiencia en el cartel”
Coordina: Marjorie Gutiérrez
MESA 3
- 12.30 a 13.30h. Efectos del cartel
Jocelyn Mendonca: “Cartel, Acto y enunciación”
Margueritte Gleeson: “Efectos del trabajo en cartel”
Coordina: Esperanza Molleda
Esperanza Molleda
Miembro de la ELP y la AMP
Comentario de las Jornadas
El pasado sábado 18 de mayo nos reunimos en la sede de Madrid para trabajar sobre los efectos del cartel.
El trabajo estuvo organizado en tres mesas bajo los títulos, “Tiempo de cartel”, “Lazo a la Escuela” y “Efectos del cartel” en las que fueron presentados los trabajos de Blanca Medina, Mila Ruiz, Eloísa García, Luisella Rossi, Jocelyn Mendoça y Marguerite Gleeson.
La Jornada se vertebró alrededor del significante “efecto”. Para empezar, creo necesario detenernos en este significante, “efecto” apunta a aquello que sigue como consecuencia de una causa. Algo hay (causa) que produce otra cosa (efecto). O algo pasa (efecto) de lo que aventuramos su origen en algo anterior (causa). Causa y efecto se retroalimentan así en una suerte de amor correspondido, se entiende la causa mejor por sus efectos, se aceptan los efectos mejor si se les puede adjudicar una causa. Pero también, hay algo incalculable en esta relación que hace necesaria una vuelta más para poder escribir algo de la relación entre causa y efecto, lo que motiva el título de la Jornada.
En la Jornada de Carteles, se puso en el lugar de la causa el dispositivo del cartel y con los trabajos y la conversación que los acompañó se testimonió de algunos de los efectos posibles. Desde la perspectiva analítica, no podemos dejar de lado que la causa no puede estar solo ligada al dispositivo del cartel, la causa está ligada estructuralmente al sujeto y a ese objeto que le mueve, que le pone en movimiento, ese objeto que causa, que se busca y que se trata de encontrar en el Otro. En el dispositivo del cartel, por lo tanto, se pone en juego esta tensión entre la causa más íntima que mueve al sujeto y el Otro del campo del saber del psicoanálisis. Velar por que esta tensión se vuelva productiva es la responsabilidad del más uno y de los cartelizantes.
De modo más manifiesto, en el cartel se buscan efectos de formación a través de la elaboración de un saber tanto epistémico como clínico. Precisamente, son estas producciones epistémicas y clínicas las que se llegan a compartir y exponer en la comunidad analítica. Sin embargo, los trabajos presentados en esta Jornada apuntan a otros efectos, sin duda, también significativos, que mantienen viva la ligazón entre sujeto, psicoanálisis y Escuela. En este sentido, Eloísa García propuso, a partir de su experiencia y tomando el nudo borromeo, la posibilidad de entender el propio análisis, la relación con la Escuela y la experiencia del cartel como tres elementos que se anudan para sostener nuestro vínculo con el psicoanálisis y su clínica.
Para que este anudamiento se dé, es necesario que el sujeto esté en disposición de abrirse a la experiencia del cartel. Mila Ruiz y Luisella Rossi nos hicieron notar en sus trabajos que es necesario tener en cuenta la temporalidad subjetiva de cada cual para que se despierte el deseo de cartel, de manera que la experiencia del cartel cobre todo su sentido.
Para que se dé este momento, Blanca Medina señaló bien que es necesario salir de la inhibición, de la inercia y de la pasividad en las que el sujeto tiene el riesgo de posicionarse en la Escuela como escuchante anónimo del saber de los otros. El cartel exige tomar a cargo propio la responsabilidad del trabajo de producir un saber en compañía del trabajo de otros. Para ello, nos indica también Blanca, que es preciso curarse al menos un poco de la creencia en el sujeto supuesto. De esta manera, un efecto del dispositivo del cartel es sacudir al sujeto para que no se adormezca en el discurso del Otro, velar por ello es la tarea que sostiene el más uno en su función de “agente provocador”.
Una vez que se ha entrado en el funcionamiento del cartel, vemos en los trabajos presentados en la Jornada que además de los efectos de producción de saber epistémico y clínico, y de anudamiento a la Escuela, aparecen efectos subjetivos de distinto tipo.
El primero de ellos lo encontramos en lo que implica la elección del rasgo. Tal como nos mostró Jocelyn Mendoça y Luisella Rossi, la elección del rasgo conlleva poner en juego una pregunta íntima que inquieta al sujeto y que tiene relación con el tema propuesto del cartel con el compromiso de hacerla dialogar tanto con el campo del saber del psicoanálisis como con las producciones de los compañeros cartelizantes. Es decir, la experiencia del cartel exige poder sostener esta tensión entre una pregunta íntima del cartelizante, que tiene que ver con la singularidad de lo que causa su deseo, y todo el acervo de saber constituido sobre el que se trabajará en el cartel pudiendo escuchar a la par la singularidad de los compañeros.
Otra modalidad de efectos subjetivos del cartel tiene que ver con los efectos analíticos, de los que nos dieron cuenta Marguerite Gleeson y Luisella Rossi. En la medida en la que los cartelizantes se acercan a la experiencia del cartel en posición de analizante, posición analizante modificada, podríamos decir, en tanto que se trata de tener la disposición subjetiva de escuchar en la experiencia del cartel signos que conmuevan al sujeto, se producirán efectos subjetivos. En el caso de Marguerite, a partir de las intervenciones de la más uno y, en el caso de Luisella Rossi, a partir de las dificultades encontradas en el funcionamiento del cartel.
Estos efectos subjetivos, que pueden ser muy fructíferos para el sujeto, es verdad que hay que tomarlos en su justa medida y ponerlos al trabajo en el propio análisis, ya que como Jocelyn nos recuerda tomando una cita de Miller en “Cinco variaciones sobre el tema de la elaboración provocada”: “la lógica indica que no hay producción de saber más que si el trabajador no está estorbado por el efecto subjetivo”. El más uno ha de hacerse cargo de que los efectos subjetivos de los cartelizantes nos sean volcados en el propio cartel, sino que puedan encontrar su lugar en el propio análisis, si los cartelizantes así lo desean.
Pero también es cierto que sin estos efectos subjetivos medidos que permiten que en los “efectos” del cartel se juegue el “afecto”, no hay “efectos” significativos para los sujetos que participan en el cartel. Apreciando la cercanía moterial (tomando el neologismo lacaniano que une palabra –mot– a material –matériel) entre ambos significantes, podríamos decir que no hay “efecto” sin “afecto”. Ambas palabras comparten la raíz fect que está relacionada con “hacer”, pero cada una se diferencia por el prefijo. La e de “efecto” hace referencia al prefijo ex que significa “fuera, a partir de, separación”. Mientras que la a de “afecto” hacer referencia al prefijo ad que indica “hacia, junto a”. En la experiencia del cartel, se da esta basculación fundamental que permite la variación de un prefijo, ya que muestra cómo “a partir” del “hacer” en el cartel, podríamos decir, ex cartel, como quien dice ex nihilo,se produce una enunciación en primera persona que tiene el “efecto” de producir un “afecto” “hacia” el “hacer” en el cartel, ad cartel.
De esta manera, los trabajos compartidos en esta Jornada sobre los “Efectos de trabajo en el cartel” lograron mantener vivo nuestro deseo de acercarnos una vez más a la experiencia del cartel para exponernos a sus efectos- afectos.
Pechi Su
Resonancia: Un antes y un después…
“BELLO” es el significante que surge en mí cuando miro en retrospectiva la Jornada de Cárteles de la sede de Madrid que tuvo lugar el pasado sábado 18 de mayo.
La Jornada empezaba a las 5 de la mañana en Argentina, pero confieso -debido al agotamiento de mi día anterior- pensé que no iba a lograr despertarme tan temprano. Sin embargo, el deseo inconsciente fue más fuerte y pudo atravesar las limitaciones del cuerpo, es así que a eso de las 5:15 de la mañana abrí mis ojos y no volví a conciliar el sueño. Fue un bien-despertar, porque efectivamente me “desperté”, luego de la Jornada yo ya no era la misma de antes.
Bello: porque fue un encuentro rico.
Bello: porque fue un hallazgo para mí.
Bello: porque fue incluso conmovedor.
La Jornada estuvo conformada por tres mesas:
La primera, titulada “Tiempo de cártel”, estuvo constituida por Blanca Medina y Mila Haynes, bajo la coordinación de Susana Gopar.
En la segunda mesa, “Lazo a la Escuela”, presentaron Eloísa García y Luisella Rossi, y Marjorie Gutiérrez estuvo a cargo de la coordinación.
La tercera y última mesa se tituló “Efectos del cártel”, en la misma Esperanza Molleda coordinó las presentaciones de Jocelyn Mendonca y Margueritte Gleeson, así como las conversaciones que luego se produjeron.
Varios fueron los ejes y cuestiones que se abordaron en ese encuentro, desde la función que tuvo el cártel como enganche al modo de un nudo olímpico -para una de las cartelizantes- que permitió que sus tres anillos no se soltaran del todo, hasta la instalación de la pregunta sobre si la función del Más-uno conviene ser un lugar fijo o rotativo.
Asimismo, me tocó de cerca que en dicha Jornada no se abordó solamente lo que funcionaba, de aquello “maravilloso” de los cárteles, sino que se hizo lugar para hablar también de los malestares y de la angustia que se habían presentificado. Fue muy enriquecedor para mí poder escuchar a las cartelizantes testimoniar los miedos e inhibiciones que experimentaron en sus cárteles. Sentimientos que a una misma también le atraviesa y que a veces éstos se quedan tímidamente escondidos en un rincón sin ser enunciados.
Si debo elegir una palabra para representar lo que viví el sábado 18 de mayo, me surge el término priceless -que en inglés significa: algo de tanto valor que resulta inestimable e incalculable su precio-.
Agradezco a cada una de las cartelizantes por el deseo, el entusiasmo, y también la valentía, por haber compartido con nosotros sus más profundas vivencias y emociones en los cárteles.
Insisto, hubo un antes y un después en mí, y es debido al efecto que me ha dejado esta Jornada.
Mis agradecimientos a todos los que hicieron de este encuentro posible y tan singular!!