Presentación del libro Lacan hispano
Por Estrella Garrido Arce – Socia de la Sede de Madrid de la ELP
El pasado día 19 de octubre a las 20:30h tuvo lugar en nuestra Sede la presentación del libro Lacan hispano, organizada por la Biblioteca de Orientación Lacaniana de Madrid.
Este libro fue presentado inicialmente a nivel mundial y de forma virtual en el momento de su aparición, coincidiendo con la conmemoración de los 40 años de la muerte de Lacan, con la presencia, además de varios de sus autores, de Jacques-Alain Miller y Alejandra Glaze, que dirigieron la edición.
En esta ocasión, ha sido todo un motivo de alegría organizar y celebrar juntos la presentación del libro de forma presencial, como manifestó Carmen Bermúdez, directora de la Biblioteca, invitando para ello a los colegas de nuestra sede que han colaborado en esta publicación.
En primer lugar, Carmen Bermúdez realizó una breve presentación del libro, destacando el valor que tenía su transmisión como testigo de toda una generación de psicoanalistas que han contribuido a la creación y desarrollo del Psicoanálisis y de sus Escuelas. Como afirmó, “se trata de seguir siendo lectores y de poder hacerlo juntos, en nuestras Escuelas, y qué mejor lugar que convocar a la lectura en nuestras bibliotecas, en las que Judith Miller puso todo su deseo para que se crearan y se sostuvieran. Me parece que es un homenaje a ella, además del homenaje que hay en el libro en un capítulo especialmente dedicado a ella”.
A continuación, dio la palabra a los cinco autores intervinientes: Andrés Borderías, Miriam Chorne, Carmen Cuñat, Mercedes de Francisco y Araceli Fuentes.
Lo que sigue es una reseña que ha tratado de ser lo más fiel posible a dichas intervenciones. Hemos añadido el título de sus trabajos en el libro debajo del nombre de cada autor.
Andrés Borderías
¿Qué hubiese pensado Lacan de la ELP?
Andrés Borderías (AB) comenzó su exposición planteando que iba a hacer dos comentarios: uno sobre el libro y otro sobre su texto.
En cuanto al libro, destacó las resonancias del discurso de Lacan entre nosotros: se trata de un libro que hay que descubrirlo porque está hecho de un conjunto bastante dispar, a modo de piezas sueltas engarzadas y con muchas perlas interesantes. Señaló sin embargo varios ejes internos que había ido descubriendo conforme a su lectura:
- la resonancia del discurso de Lacan, que se capta en muchos de los colegas que intervienen sobre diversos aspectos del Psicoanálisis;
- la lectura que hacen los colegas sobre autores del ámbito de la cultura hispana, bien sobre ellos mismos o sobre sus obras, e incluso sobre algunos términos que fueron retomados por Lacan;
- la cuestión acerca de lo que tomó Lacan de la cultura hispana -abierta a todo el mundo latino- para su reflexión sobre el Psicoanálisis, que le resultó muy interesante y donde hay una larga serie de intervenciones. Destacó que echaba en falta especialmente la ausencia de tres grandes autores: Cervantes, Buñuel y Velázquez, de los que Lacan tomó puntos importantes para su reflexión.
Dentro de este conjunto destacó un hilo común importante: la presencia del Barroco. La mística y el Barroco son los dos grandes puntos de referencia para Lacan de la cultura hispana, donde le vemos interrogar a los autores que formaron parte de ese tiempo fundamental de la historia de la cultura. En este sentido, AB propuso que sería importante darle un lugar en el trabajo de la Escuela al Barroco, período de dos siglos y medio pero que se prolonga hasta la actualidad -acompañando la operación del discurso de la ciencia sobre la relación del sujeto con el saber, el goce y la verdad, emerge una nueva forma de aproximarse coincidiendo con la Contrarreforma.
Por lo que respecta a su texto, AB destacó el sobresalto que sintió cuando Marta Serra le llamó para leerle el título del texto que Jacques-Alain Miller (JAM) le había pedido escribir: se trataba de una interpretación sobre la Escuela, y se preguntaba cómo podría hacerla desde la perspectiva de Lacan pensando la ELP. El texto, que tuvo que reducir casi a la mitad, tomó la fórmula de la conversación, pues le pareció que una conversación entre varios miembros de la ELP permitiría acercarnos a la idea de la Escuela-sujeto, por un lado, y por otro, a poder situar un punto desde el cual intentar cernir algunos de los elementos del malestar, teniendo en cuenta también la contextualización del año 2021. No quiso comentar su texto porque, como afirmó, “la interpretación no se comenta, más bien se recogen los efectos, así que me gustaría escuchar los efectos de lo que conversan estas personas convocadas en el texto”. Sí apuntó, sin embargo, algunas claves de lectura, pues para situarse en la cabeza de Lacan y en dicha conversación eligió varios momentos en los que él habló de su Escuela:
- El momento de la Disolución, en 1980, donde Lacan señala qué es lo que justifica la existencia de la Escuela, por qué la disuelve y por qué vuelve a fundar otra Escuela; qué da razón a la existencia de una Escuela. En ese momento dice:
Realizan un trabajo que restaure el filo cortante de la verdad freudiana; vuelve a llevar al psicoanálisis al deber que le corresponde en este mundo; realiza una crítica constante de las desviaciones y concesiones que amortiguan su progreso al degradar su empleo
Son tres grandes preguntas que Lacan sitúa como argumentación del porqué la disuelve y por qué inmediatamente lanza la constitución de una nueva Escuela, porque el concepto de disolución tiene sentido solo si lo que se disuelve da paso a la constitución de algo; cuando no se puede constituir algo nuevo es un pasaje al acto, un fracaso.
- Otro de los textos para situarse a partir de la lectura que Lacan hace sobre su Escuela es anterior, del año ’67: El Psicoanálisis, razón de un fracaso. Y allí Lacan subraya algo que aparece después en su texto de Disolución: “¿depondrá el psicoanálisis sus armas ante los impasses crecientes de la civilización?”, es una pregunta donde articula su reflexión sobre la dificultad que ya estaba constatando de la puesta en marcha del Pase con una interpretación que precede a la que va a hacer después en el ’68 cuando se dirige a sus colegas en el momento del impasse de la Escuela para poder interpretar lo que ocurre en mayo del ’68.
Lo que capta Lacan es que, cuando dice que el analista estará a la altura de la subjetividad de su época, una de las orientaciones de su invitación pasa por empujar a los miembros de su Escuela a estar a la altura de los impasses crecientes de la civilización.
AB señaló que esto mismo es retomado en otro de los textos que cita, importante también, que ya no es de Lacan sino de Miller y de los colegas con los que se pone en marcha l’École de la Cause Freudiane, que está en el volumen Escisión, disolución, excomunión, y se llama “Los misterios de la Escuela freudiana”. En una conversación en la cual se inspiró también para su texto analizan allí las razones del fracaso de la EFP y ponen en el centro de su reflexión el problema fundamental de la relación con el saber.Este es el eje que recorre en realidad todo su texto, afirma AB, y pasa a preguntarse: “¿mantenemos un nivel de crítica suficiente dentro de la ELP?, ¿dónde están las enseñanzas de los miembros de la ELP? Algo que Lacan esperaba de sus miembros, como una manera de empujar la investigación, la transmisión y la interpretación de la época”.
Para concluir, AB volvió a remitir al texto de “Los misterios de la Escuela freudiana”, porque allí hay una evocación y reflexión de lo que fue el éxito de la EFP -es una conversación entre los miembros de la École, es del año ’80, entre la disolución y la constitución-, hablan y debaten de la incidencia en distintos ámbitos de la sociedad francesa por el trabajo que se realizó en aquel momento, es decir, que hay una conversación crítica de los que participan con argumentos y contraargumentos.
Finalmente, recordó que la Escuela se funda en España 25 años después de la muerte de Franco, es decir que las dificultades, el conjunto de síntomas que forman parte de la ELP hay que situarlos en el esfuerzo por darle un lugar al Psicoanálisis tan solo 25 años después de la muerte del dictador.
Carmen Cuñat
Recuerdos de Judith Miller en España
Carmen Cuñat (CC) comenzó su intervención declarando que se había sentido muy honrada por el hecho de que JAM contara con ella para participar en este volumen, y doblemente honrada porque le propusiera hablara de Judith Miller y que la hiciera portadora de los recuerdos que ella nos dejó a su paso por España. No se le pidió una semblanza, como dice la introducción, aunque inevitablemente su escrito diera lugar a eso, como señaló, sino que fue un compromiso más personal.
Lo primero que le vino a la cabeza fue el significante de la “reconquista”, la reconquista del Campo Freudiano, pues en muchas ocasiones le había oído a Judith referirse a este término para “señalar la tarea que le estaría encomendada a alguien que dice ser lacaniano o dice seguir la estela de la enseñanza de Lacan”.
CC nos evocó el recuerdo de una pequeña reunión en Rue d’Assas, en el domicilio de los Miller en París, siendo ella muy joven y recién incorporada al Campo Freudiano. No recordaba muy bien lo que le había preguntado Miller pero se trataba de algo a propósito de cómo era recibida en ese momento la entrada del Campo Freudiano en España: “Y yo, con el rasgo incauto de la juventud -que es un rasgo precioso como diría Judith, preguntar no dando nada por sabido, eso es un rasgo precioso de la juventud que deberíamos rescatar-, le respondí que no entendía muy bien porqué Lacan hablaba de “reconquista” en el Acta de Fundación de su Escuela siendo que ese término a un español/a solo podía evocarle el nombre del asedio del que hicieron gala los Reyes Católicos y muchos de los que les siguieron después, en una Historia que nos enseñaban en el colegio, lo memorizábamos al mismo tiempo que la lista de los reyes godos. En realidad, nos enseñaban a señalar al infiel, pero ¿quién era el infiel?”.
CC comentó que ahora sabemos que la conquista por los moros de una España disgregada que no existía como nación y que no duró más de cuatro años no fue al parecer una tarea difícil y, sin embargo, la llamada Reconquista duró seis siglos para doblegar al infiel, para someter a una comunidad en la que convivían moros, cristianos y judíos y gentes de todas razas, que terminaría con la toma de Granada. También enseñaban que hubo un último rey, Boabdil, el rey chico, como le llamaban, catalogado de asesino y traidor por los suyos y que se rindió con cobardía a los reconquistadores. “Llora como una mujer lo que no supiste defender como hombre”, contaban que le espetó su propia madre.
Escribir sobre Judith supuso una invitación, según CC, para acercarse a esa historia tan hispánica e intentar saber algo más, tarea que le quedó pendiente: “Seguramente, el no querer saber estaba ya presente en una primera postergación después del encuentro en Rue d’Assas… pero ahora tendría que postergarlo de nuevo…”.
Como señaló, es ahí donde quizá puede encontrarse el hilo que llevó a Lacan a proponer ese significante, a reconquistarlo -reconquistar la reconquista-, del cual se habrían apoderado los poderosos.
En su investigación, CC nos fue relatando cómo había descubierto que otros habían contado la toma de Granada de otra manera. En efecto, Lacan, por medio de ese significante nos invitaba a la lectura de otro relato, a la luz de lo que su amigo y poeta, Louis Aragon, escribió en El loco por Elsa. Solo la lectura de su Introducción ya la “trasladó a un mundo apasionante de referencias literarias y de ficciones y de leyendas, pero también a otra manera de hacer historia, apoyándose en los sueños, en los lapsus y en los usos del lenguaje y de la escritura en varias lenguas, en la poesía y en la prosa…”. Parece ser que fue el amor por una mujer, su esposa Elsa Triolet, lo que le llevó a escribir ese poemario, y que fue su manera de combatir en la Resistencia… él mismo dice en sus primeras páginas: “un hombre solo es un instrumento preparado por las manos de una mujer”.
CC contó que le resultaba extremadamente sugerente saltar de Elsa Triolet a Judith Miller, puesto que también Aragón escribió en 1942 otro poemario titulado Los ojos de Elsa, y no quiso decir más porque remitía a su texto y a otros textos que hablan en el libro de los ojos de Judith.
En definitiva, “la reconquista, si bien en primer término se trataba para Lacan de recuperar el terreno del que se habían apropiado los postfreudianos, con este término nos introduce en un capítulo de nuestra historia y de nuestra cultura que fue ciertamente censurado y al que la enseñanza de Lacan nos invitaba a volver, como ahora podemos leer la propuesta de Miller con la edición de este compendio, Lacan hispano. Y con este telón de fondo me puse a escribir mis recuerdos sobre Judith intentando señalar las encrucijadas de esa reconquista en la que nos acompañó y orientó para asentar el Campo Freudiano en España”.
Para concluir, CC añadió que fueron muchos los que estuvieron cerca de ella y que no figuraban en la escritura de estos recuerdos y que tendrían que estar, “porque a Judith le gustaba mucho rodearse de gente y rodearse de todo aquel y aquella que mostrara el deseo de acompañarla en la tarea”.
A continuación, Carmen Bermúdez intervino recordando una anécdota que siempre le había gustado cuando la contaba Carmen Cuñat y que tenía que ver con un cuadro que hay colgado en la Sede, en una de las paredes contigua al pizarrón. Como dijo CB, ese cuadro es una de las cosas que nos dejó Judith. Es un póster que trajo ella misma junto con las chinchetas para colgarlo en la inauguración de la Casa madrileña.
Miriam Chorne
Tàpies, cazador de almas
Miriam Chorne (MCh) comenzó su intervención contando que había titulado inicialmente su trabajo “Homenaje a Jacques Lacan a los 40 años de su muerte”, pues el libro era un homenaje a Lacan, y que cuando escribió ese título se impresionó ella misma al recordar con emoción los sentimientos que afloraron cuando conocieron la muerte de Lacan y los 40 años que habían transcurrido. Hoy, serían ya 41 años.
Recordó también el acto que se realizó en el Palacio de Congresos de París a los 10 años de su muerte, que fue para ella particularmente emocionante y quiso evocarlo brevemente para situar también el libro. Nos trajo dos aspectos, entre otros muchos que podría recordar, que le parecían importante transmitirnos, dado también su valor histórico.
Por un lado, los innumerables testimonios de quienes habían sido sus analizantes acerca del singular coraje de Lacan para acompañarlos en su enfrentarse a lo Real. Lo hicieron algunos de nuestros analistas y también dos testigos de excepción del mundo de la cultura: Françoise Giroud, periodista, fundadora y directora durante años de la Revista L’Express y escritora de éxito que ocupó dos ministerios en el gobierno de Giscard d’Estaing; y Pierre Rey, también periodista y escritor. Ambos eran el testimonio vivo de que Lacan no retrocedía ante los casos desesperados. Giroud, por ejemplo, les contó que una noche al borde del suicidio llamó a Lacan desde Marsella -ella no era su paciente-, y que él le dijo que lo esperara mientras iba a buscarla en su coche. En el viaje de vuelta a París fueron hablando y ella, no solo no llevó adelante su propósito de quitarse la vida sino que allí mismo le pidió análisis, lo que le supuso una renovación de sus horizontes personales y profesionales[1].
El otro aspecto que MCh recordaba era una visita a la casa del nº 5 de la calle Lille, con una placa que descubrió Roland Dumas -que era en ese momento el ministro de Exteriores francés, además de abogado de Lacan- que recordaba que allí había vivido y tenido su consulta por más de 40 años el doctor Lacan. “Me sorprendió muchísimo lo pequeña que era!”, nos transmitió.
Esta breve introducción era, como nos dijo, para recordar un mojón de este camino del cual el libro Lacan hispano es otra nueva conmemoración.
“Me apresuro a lo que para mí es la definición de este libro: es el libro que JAM quiso. Y antes de que haya más malos entendidos de los inevitables, les diré que cuando digo esto no se debe entender en el sentido de que lo satisfizo, a pesar de que Miller, en la presentación que organizó la editorial Grama, dijo que le había gustado el libro. Pero lo que yo quiero decir cuando digo que es el que quiso, es por subrayar algo que ya dijo un poco Carmen, que la invitación a hablar fue una invitación desde el conocimiento que Miller tiene de muchos de nosotros que trabajamos con él. Este libro Miller lo ideó, decidió quien escribiría y sobre lo que escribiría cada uno, y eso fue una elección forzada fuerte porque uno no está acostumbrado a escribir lo que alguien decide. Reunió así a numerosos psicoanalistas, creo que son unos 70, que participaron en su opinión en hacer pasar la enseñanza de Lacan al castellano. En este sentido, podría explicar que Miller en la presentación que organizó Grama dijo que esta vez le interesaba que se hablara de cómo había pasado Lacan a la lengua castellana, y por eso están invitados también algunos franceses…”.
Como siguió relatando MCh, a Miller le interesaba particularmente -y es el valor distintivo del libro- “que fuera la versión personal, la invención de cada uno de nosotros de algo de lo que no había hablado Lacan”. Esta distinción le pareció muy interesante y aunque la había sentido al leer el libro no la había podido formular hasta que no se la oyó formular a él, cuando afirmó que hasta ahora siempre habíamos escrito sobre Lacan -eran nuestras lecturas, interpretaciones, como entendíamos Lacan…- pero ahora, y “dijo una palabra muy fuerte, es un hito este libro, porque ya no escribimos sobre Lacan sino que con Lacan, con lo que hemos aprendido de Lacan, podemos leer nosotros cosas que Lacan no leyó”.
En su caso, Miller le pidió que hiciera una lectura lacaniana de un cuadro de Antoni Tàpies, y aunque es uno de los artistas que más le gustan de la pintura contemporánea, nunca se habría imaginado escribir sobre él. MCh recordó su entusiasmo cuando visitó hace unos años una exposición en Barcelona, y poco tiempo después tuvo la oportunidad de ver también una excelente retrospectiva en el Palazzo Fortuny en Venecia. Como afirmó, “en ese momento escribir sobre él estaba no lejos, lejísimo de mis planes. Sin embargo, me resultó una de las tareas más gratas en relación con la escritura”.
Para hablar de la escritura de su texto MCh quiso compartir con nosotros algunos de los intercambios que tuvo con Toni Vicens, “porque si en la elección forzada que condicionó nuestra escritura estaba también presente una cierta provocación de Miller respecto de la rivalidad catalana-madrileña.
Destacó el aspecto paradójico que tenía la propuesta de hablar de un cuadro de Tàpies que el lector no iba a poder ver porque no figura ninguna ilustración en el volumen. En este sentido, recordó un libro de un crítico de arte que le encantaba, Daniel Arasse, que recogía las grabaciones de sus emisiones por radio sobre arte. “La idea de hablar de pintura por radio me parecía increíble, y el libro es fantástico, creo que aceptó hacerlo por el lugar que ese autor -que tiene en mi opinión una clara orientación psicoanalítica, aunque no explícita- otorga al vacío en la producción de arte. Un vacío que en el arte moderno pasa a ocupar un lugar declarado y que remite a ese goce que no se ve situándose de este modo en oposición al arte de la representación, a la idea renacentista preconizada por un Leon Battista Alberti, por ejemplo, del cuadro como ventana. Para Alberti, la ventana era la condición para que algo de lo que pasa en el mundo se pudiese narrar y escribir”.
A MCh le interesaba “precisamente esa oposición entre el vacío y la representación que para Lacan es tan importante. Lacan privilegió la mirada en la función del deseo en la pintura misma, y su presencia por ejemplo en la deformación de la imagen en la anamorfosis, imponer la mirada desviada que arruina la dignidad de la representación clásica. Se ve bien en el ejemplo del propio Lacan, el cuadro Los embajadores, de Holbein, que le sirvió para ilustrar esta cuestión: la calavera solo se aprecia si se depone la mirada que ofrece la perspectiva clásica -frente al cuadro, como se hace habitualmente, vemos una mancha bajo del cuadro- solo cuando salimos de la habitación y nos volvemos, ahí podemos ver que en realidad esa mancha es una calavera. El cuadro es una desestimación de los oropeles que exhiben los dos embajadores y un recuerdo de que todos nos moriremos”.
De ahí que toda la primera sección del Lacan hispano, la dedicada al arte, se haya escrito bajo un fragmento del Seminario 7, La ética del psicoanálisis, que se encuentra en la página 160, señaló MCh, y de donde extrajo la frase “todo arte se caracteriza por cierto modo de organización alrededor de un vacío”. Para la autora, los mejores trabajos de esta sección se pueden inscribir bajo esa orientación
Finalmente, MCh concluyó “Lacan hispano, con el que he aprendido mucho y considero que es ciertamente una buena conmemoración de la muerte de Lacan y una celebración de su enseñanza, como escribió Miller, respecto de los dos libros que aparecieron contemporáneamente: Lacan hispano y Lacan Redivivus. Así que bienvenidos estos testimonios de que la enseñanza de Lacan perdura, persiste y está viva”.
[1] MCh no sabía si el libro, autobiográfico, Leçons particulières, está traducido al español. El de Pierre Rey sí que lo está: Una temporada con Lacan.
Mercedes de Francisco
La Dorotea. Lope de Vega y Carpio
Mercedes de Francisco (MdF) comenzó su intervención recordando su conexión con las bibliotecas ya desde el comienzo de su andadura en relación con el Campo Freudiano, primero intentando construirlas muy en los comienzos, a raíz de un encargo de Miller y, posteriormente, en el trabajo con Judith Miller en la revista Colofón y en lo que se llamó entonces Federación Internacional de Bibliotecas.
El volumen Lacan hispano tiene para ella muchos hilos y tan diversos que le era difícil elegir -desde los intereses de cada uno, la curiosidad, los autores, los temas institucionales, etc.- pero lo que más le había interesado y le parecía fundamental era -como Miriam Chorne había destacado de la presentación de JAM- el hito que suponía pasar de hablar sobre Lacan a hablar con Lacan: “Este cambio de preposición de sobre a con supone un cambio fundamental para nosotros, se conecta con esta frase de Lacan Hagan como yo, no me imiten y rompe con la idea de una uniformidad y ortodoxia mortificante”.
MdF recordó cómo había atisbado lo que quería decir ese Hagan como yo, no me imiten en un control, cuando el controlador le dijo, a raíz de su enredo en la aparente ortodoxia lacaniana para ser una psicoanalista comme il faut: “Mercedes, cada uno tiene su estilo”. Esta afirmación, sencilla, nada aparatosa, le llevó a entender algo que sigue siendo una marca para ella: “… que solamente encontrando los hilos de la historia de uno, las cuestiones de lo traumático en uno. Nuestras intervenciones como analistas no son abstracciones y palabras sin un peso de goce sino que incluyen un cuerpo y una presencia que se orienta por lo imposible”.
Destacó también el hecho de que JAM hubiera querido usar como subtítulo del libro una frase pronunciada por Lacan en Caracas: “Ustedes, al parecer, son mis lectores”, que implicaba para ella un nuevo y renovado desafío. Le supuso recordar y agradecer lo que fue su primera relación con ello y la primera vez que oyó nombrar a Lacan: el exilio argentino que llegó y se cruzó con el español, que fue el encuentro de dos exilios, y donde empezó a abordar la lectura de los textos freudianos y lacanianos con una perspectiva totalmente nueva: algo del encuentro con ese exilio argentino le cambió la forma de leer, afirmó. Rodolfo Ladaga, Sergio Larriera y Jorge Alemán fueron los primeros causantes de que considerara la importancia de ser un letrado, de qué implicaba ser un letrado, indicación dada por Lacan al final de La dirección de la cura.
De esta manera, para MdF tanto la lectura, como el Hagan como yo, no me imiten y el con, que trae Miller pasando del sobre al con, son toda una indicación para abordar este libro y para abordar el futuro en relación con el Psicoanálisis.
El no me imiten lleva directamente a la cuestión del estilo. Lacan en relación con el estilo planteaba que hay algo del objeto que provoca la división de cada uno que se pone en juego en el estilo, y por ello no es generalizable, ni imitable y responde a una singularidad inigualable. Igualmente, recordó MdF que Lacan también daba mucha importancia a la cuestión de la lectura y que para la transmisión del Psicoanálisis había que poner de nuestra parte como lectores, pues “se trata, en la interpretación, de la lectura de una letra en lo que se dice”.
Esto le llevó a una conferencia de Judith Miller, Los avestruces descalabrados, pronunciada en la inauguración del “Coloquio Jacques Lacan 2001” en Barcelona. Recordó cómo la realización de este Coloquio le permitió un trabajo mano a mano con Judith y una cercanía “con una mujer sin igual como fue”. MdF señaló “cada mujer es sin igual, pero no son todas las que pueden tener el coraje de sostener ese sin igual en cualquier circunstancia, no desconocerlo ni aplastarlo o destituirlo por esa relación alienante en la búsqueda de lo femenino que se ubica en la otra”. Igualmente evocó la “generosidad, seriedad y alegría” que había sentido en el trabajo con Judith Miller, recogida también por todos los trabajos que se le dedican en el apartado último, cuyo título, “La presencia de un deseo”, marca un poco el après coup que se puede hacer de este libro: “Es decir, había un deseo en Judith Miller en abrir el Campo Freudiano, más allá de Europa, abrirlo a la lengua castellana, un deseo compartido absolutamente por JAM”.
MdF recomendó el texto citado de Judith en el que hace una semblanza de su padre psicoanalista y dice que va a tratar de ubicarse como hija, que es un lugar que uno no elige. Hay algo también importante de la Excomunión de Lacan en el título, Los avestruces descalabrados, conferencia en la que Judith afirma:
La política del avestruz es la del animal que entierra la cabeza en la arena para no ser visto, ignorando que no por presentar a la mirada tan solo su trasero consigue eludirla. Pero, de esta forma, lo seguro es que no ve nada, que no responde a las sorpresas de las que su situación está plagada, sorpresas que debería afrontar, por muy desagradables que le resulten, para vivir su vida, su única vida, que sacrifica de esta forma en el altar de su mortal comodidad.
Esta frase, referida a ese punto de la cuestión del avestruz usado por Lacan en el Seminario 2, en relación con La carta robada de Edgar Allan Poe, es un elemento fundamental que MdF quiso destacar considerando que nos puede orientar de aquí en más en esta época que estamos viviendo, de avestruces, “que acompañados por terapeutas, coaching y apoyos de todo tipo están en la mortal comodidad”. Y el problema que marca aquí Judith es que los psicoanalistas no vuelvan a esa comodidad mortífera. Así, puso el ejemplo del tiempo de las sesiones -que aborda en uno de los textos Esthela Solano sobre su relación con Lacan como analizante-, y cómo cuando uno tiene una sesión cronometrada de 45 minutos lo que está evitando es la sorpresa, y lleva además a la sugestión.
También hablaba Judith en este texto de la cuestión del estilo y de una característica de su padre que le parecía fundamental: que dejaba entrar a todo el mundo a su seminario y nunca le negó la entrada a nadie; y que nunca abandonaba, como el ejemplo que trajo Miriam.
Para finalizar, MdF sostuvo que había “tratado como lectora de no usar a Lope para hablar de Lacan, sino usar a Lacan y con Lacan hablar de Lope”. Agradeció a JAM que le diera esta oportunidad y evocó la conversación que había mantenido con Marta Serra cuando la llamó y le dijo: “me ha dicho Miller que tú te tienes que encargar de elegir y comentar una obra de Lope de Vega”, su sorpresa inicial y la broma que mantuvieron ambas acerca de un posible intercambio con el encargo de Marta -que fue sobre Rayuela de Cortázar. Mientras escribía esta intervención, sin embargo, MdF nos contó que había caído en la cuenta de que el instituto donde había estudiado era el “Lope de Vega”! “capaz que esta es la respuesta”, comentó, y aún nos hizo reír con otra anécdota sobre la sorpresa del librero de la librería Machado a la que acudió para comprar las obras completas de Lope de Vega… Así comenzó su trayectoria y su viaje de casi tres meses “realmente metida en el mundo de Lope de Vega”, concluyó.
Araceli Fuentes
La sexuación en la niña
Araceli Fuentes (AF) comenzó su exposición señalando que Miller había dado en el clavo con el tema que le había asignado: “La sexuación en la niña”, pues es conocido que ha trabajado en muchas ocasiones el tema de la feminidad en la Escuela. Esta noche lo retomó planteando una contraposición entre el modo en el que Lacan aborda el proceso de la sexuación -un proceso en el que el goce sexual se articula a la lógica y al decir- con la teoría del género, surgida de las universidades americanas y cuya principal exponente ha sido Judith Butler.
Lacan aborda la sexualidad a partir de dos modalidades lógicas: la lógica del todo y la excepción, para la sexualidad masculina; y una nueva lógica, que él inventa, a partir del particular aristotélico: una lógica de lo singular, la del no-todo, para el goce femenino.
En cuanto a la teoría del género, AF destacó que en ella desaparece el término goce sexual, que queda sustituido por el término inespecífico de género, en el cual la sexualidad se diluye, mientras que el género se multiplica. El género, una vez liberado de la cuestión del goce sexual ha dado lugar a un nuevo cogito, promovido por un sector del mundo Trans, los transqueer, que dice: yo soy lo que digo que soy. En este cogito el yo se entroniza, aboliendo la dimensión del inconsciente y de lo real en juego en la sexualidad. En esta operación, en la que se niega la existencia del inconsciente tanto como de lo real, podemos reconocer a la psicología cognitiva.
La posición de Lacan respecto al modo en cómo el ser sexuado se autoriza es muy distinta, prosiguió AF. Así, en su Seminario 21 Los no incautos yerran, Lacan dice que el ser sexuado se autoriza de sí mismo y de algunos otros. Este sí mismo nada tiene que ver con el yo soy lo que digo que soy, es un sí mismo que se refiere a un real presente en la sexualidad que hace que esta sea siempre una experiencia enigmática, porque lo real escapa a lo que se puede saber, decir o imaginar. Por esta razón la sexualidad del hablante no puede ser absorbida exclusivamente a partir de las identificaciones o de los semblantes, que no son suficientes para dar cuenta de ella. Esta dimensión de real enigmático de la sexualidad es algo de lo que la ideología Trans nada quiere saber.
A este sí mismo real en el cual se autoriza el ser hablante en su sexualidad Lacan va a añadir otra autorización que proviene de algunos otros. ¿Quiénes son los otros? Se trata de los primeros otros con los que el niño se encuentra en su vida, sus padres en primer lugar. Y también con las condiciones de esos otros que le tocaron en suerte y que van a tener un lugar importante desde su nacimiento. Por ejemplo, el modo en qué fue concebido tendrá un peso en su autorización como ser sexuado ya que no es lo mismo ser hijo de la metáfora de amor entre los padres que ser la consecuencia del malentendido entre sus goces.
Destacó AF que el abordaje lacaniano es innovador, especialmente cuando se trata del goce femenino. En su Seminario Aún, Lacan dirá:
el ser sexuado de esas mujeres no-todas no pasa por el cuerpo sino por lo que se desprende de una exigencia lógica en la palabra, por un medio decir que las sitúa como no-toda en la fórmula de la sexuación.
En la primera parte de la frase hay esta afirmación: “el ser sexuado de esas mujeres no-todas no pasa por el cuerpo”, y evidentemente es así: nacer con un cuerpo de mujer no garantiza situarse como mujer, según esta lógica en la que, por otra parte, también pueden situarse los hombres, si quieren, por ej. San Juan de la Cruz, que se situó en la lógica del no-todo y eso no hizo de él un homosexual.
Situarse en la sexuación del lado femenino pasa entonces por lo que se desprende de una exigencia lógica en la palabra, por un medio decir que las sitúa como no-toda en las fórmulas de la sexuación. Como no-toda en el goce fálico, del que gozamos todos los hablantes por el hecho de hablar. La lógica del no-todo permite a quien se sitúa en ella acceder a otro goce que no es fálico, del que Lacan da un ejemplo: el del éxtasis de los místicos. Encontramos ese decir no-todo al que se articula el goce femenino en San Juan de la Cruz, uno de los mayores poetas en lengua castellana que además fue un místico. AF citó una de sus estrofas[1]:
Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.
Entre decir que es el Yo el que decide el género -género en el que la sexualidad se diluye-, y el modo en que aborda la sexualidad el Psicoanálisis, hay un mundo, una diferencia radical. Desde la perspectiva del Psicoanálisis hay elección del sexo, pero esta elección no es atribuible al yo ni tampoco al sujeto. ¿Quién elige entonces? Podríamos decir que el que elige es el cuerpo, afirmó AF, pues es el que da una primera respuesta de goce en el encuentro, siempre contingente, con la sexualidad en la infancia. Y después vienen las defensas con respecto a esa respuesta primera, defensas que pueden modificarse durante el proceso de sexuación y también durante el análisis.
En las antípodas del modo en que el Psicoanálisis concibe el proceso de sexuación tenemos el cogito que dice yo soy lo que digo que soy, un cogito que en ocasiones puede llevar a situaciones cómicas pero que en otros casos puede tener graves consecuencias.
Para concluir, AF celebró la aparición del libro Lacan hispano, así como la existencia de psicoanalistas formados en la enseñanza de Lacan que circula a través de la lengua que compartimos, tanto en España como en Latinoamérica. Y apeló también a que celebremos la presentación al Parlamento español de un documento redactado por nuestros colegas miembros de la ELP y de la Fundación para la clínica psicoanalítica de orientación lacaniana, “que tiene como fin la prudencia que nos da nuestra perspectiva ante este proyecto de Ley Trans y es esta presentación un momento único, un acto de Escuela, una Escuela que no solo escribe libros sino también es capaz de hacer un acto político acorde con el Psicoanálisis con el fin de proteger a los niños y adolescentes de lo que puede ser un peligro para ellos.”
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Finalmente, varias personas agradecieron la presentación del libro que, dadas las horas avanzadas, no podía prolongarse mucho más. Andrés Borderías aún recordó que hubo un primer título del volumen que cayó y que hubiera sido Don Lacan de la Francia, así es que entre la ironía y el humor despedimos el acto. Carmen Bermúdez agradeció a los ponentes su participación, que había despertado interés y deseo por la lectura del Lacan hispano, importante para nosotros como psicoanalistas pero también porque es un estilo de libro que puede ser leído por cualquier persona interesada en el mundo de la cultura.
[1] Fragmento de las “Canciones entre el Alma y el esposo”, del Cántico espiritual.