Resonancias de Susana Genta – Miembro de la ELP y de la AMP
Como no todo pueden ser inconvenientes en este año de pandemia, gracias a la posibilidad de la comunicación virtual por zoom, pudimos reunirnos dentro y fuera del territorio español, con colegas de otras comunidades y mas allá, del otro lado del océano, dando una cierta nota novedosa y de alegría al encuentro.
Doce colegas presentaron sus trabajos, distribuidos en 3 mesas, bajo las rúbricas de: Síntoma y goce; El malestar en la cultura hoy; Deseo-Escuela y Lazo.
El esfuerzo de reducción de cada uno en el tema a presentar, favoreció la posibilidad de un tiempo mas prolongado para la animada conversación que tuvo lugar después de cada mesa. Aquello que en principio podía ser un inconveniente resultó una ventaja abriendo la posibilidad de una mayor participación de todos en el debate.
La flecha de las intervenciones, de la primera a la ultima de las tres, fue desde la cuestión del goce femenino y sus avatares con el síntoma, pasando por las nuevas formas del malestar en la cultura hoy, hasta llegar a la cuestión del deseo, la Escuela y el lazo. El tema del goce, la violencia, y la Escuela con su oferta de una nueva forma de lazo.
Cada intervención dio cuenta de la manera singular en que la pregunta y el rasgo elegido para la investigación estaba anudado a la subjetividad de cada uno, la manera en que a partir de una pregunta inicial, la misma se iba dialectizando, planteando los interrogantes que se iban abriendo en un horizonte de no saber y querer ir sabiendo.
Una dificultad sintomática, una imagen familiar que impactó, la búsqueda de una respuesta en el propio análisis, la inquietud por acontecimientos sociales que sacuden al mundo, un impasse en la vida de la Escuela, el cuestionamiento sobre ciertos sintagmas que intentan velar el horror a la verdad, una pérdida y la posibilidad de un duelo, un antes y un después, la pregunta por el destino de ese goce innombrable al final de un análisis, el cuerpo y sus interrogantes con los excesos…. y mas. Son estos algunos de los disparadores que se pudieron escuchar en los trabajos presentados y que funcionaban como el leit motiv de cada investigación.
A modo de conclusión, destacaría que fue una puesta en acto de como el cartel no es un grupo de estudio como otros.
Cómo funciona el discurso analítico a diferencia del discurso universitario, y cómo hacer la experiencia de la Escuela, con sus impasses, tiene en el cartel la buena manera de entender la formación, separada del discurso universitario, aunque se pueda servir de él.
El cartel permite anudar experiencia de Escuela y formación, porque sabemos gracias a Lacan que no hay formación del analista, hay formaciones del inconsciente.(1)
Susana Genta
Madrid, 24 de octubre 2021
(1) J.Lacan; Intervención sobre el Pase en el Congreso de la Grande Motte de la EFP -1973- Publicado en Lettres de l´Ecole Freudianne de Paris No.15 -1975-
Resonancias de Marta Mora – Socia de la Sede de Madrid de la ELP
Sábado 16 de octubre de 2021, un programa intenso, de cuatro horas, sin descanso y en uno de los últimos sábados soleados antes de que se inicie el frio.
Así afrontaba mi asistencia…
Cada ponente presentó un sintético trabajo con su recorrido en el cártel, apenas hitos del recorrido. Una pregunta de la Directora de la Sede, acerca de cómo resonó para cada uno la experiencia que, ya en la discusión posterior de cada mesa, se convirtió en el marco de las respuestas de los ponentes.
¡Sorpresa! Esos trabajos promovieron una viva participación y como en una buena película, asistí al desarrollo de esta modalidad de trabajo sin sentir el tiempo que duró. Y lo que es más importante, despertó en mi el deseo de vivir esa experiencia.
¡¡¡¡Enhorabuena a la Junta de Madrid y a la Comisión organizadora de estas Jornadas!!!!
Resonancias de Liv Ortíz
Cuando se juntaban la noche y la mañana de octubre de 2021 se conectaron simultáneamente cientos de ordenadores desde Latinoamérica y España para celebrar las primeras jornadas de cárteles online. Desarrolladas en la ausencia de la presencia, las jornadas han estado marcadas por la calidad y profusión de los trabajos. Se han organizado a través de mesas, presentadas por un ponente, que han dado paso al abordaje del malestar de la cultura de hoy en día, colocando un caleidoscopio alrededor de temas en los que los cartelizantes han coincidido en interrogarse: el cuerpo, la violencia, lo femenino…
Si bien el trabajo del cártel se acaba cristalizando en un texto, el proceso del mismo es muy rico y sería interesante escuchar pinceladas de esta experiencia por parte de los ponentes, haciendo un relato, como en el testimonio del pase, sobre su transferencia de trabajo, sus impases, su relación con el resto del grupo, y con el más Uno. Sin embargo se ha tomado el texto como resultado final, y casi todos los participantes proceden a la lectura, hecho llamativo, si consideramos que nos encontramos en un espacio psicoanalítico, y que la ponencia es de tradición oral y no debe responder sólo al contenido, por mucha maestría que de éste se desprenda.
Esta costumbre (no sin producir protestas por parte del respetable con el que a menudo he conversado) se ha ido consolidando en jornadas y cárteles de nuestro campo. El nombre propio de las jornadas, Escrituras en el cártel, advierte de este rasgo.
La disertación parece evitarse a toda costa, no dando cabida a la transformación ni al error en su puesta en acto, encerrando, en definitiva, al inconsciente en lugar seguro, lo cual, bajo mi punto de vista, es una lástima, pues los trabajos son de elevado genio y de profunda investigación.
Hay, sin embargo, cartelizantes que no leen, aun corriendo el riesgo de crear en streaming una formación del inconsciente. Estos “enganchan” más al público, generando más preguntas, se acercan más a la dimensión analítica, hacen cobrar vida al texto, facilitan su comprensión, le invisten de otredad…
Se puede hilar con las palabras de Lacan, referidas en este caso al discurso analítico:
En el discurso analítico se trata siempre de lo siguiente: A lo que se enuncia como significante se le da una lectura diferente de lo que significa.
Ustedes suponen que el sujeto del inconsciente sabe leer. Y no es otra cosa, todo este asunto del inconsciente. No sólo suponen que sabe leer, sino que puede aprender a leer.
Pero sucede que lo que le enseñan a leer no tiene entonces absolutamente nada que ver, y en ningún caso, con lo que ustedes de ello pueden escribir.[1]
Aun gozando (y de esto sabemos que se trata) las jornadas de esta primacía de la escritura hay una pregunta inesperada formulada en el momento, que extrae de la estructura, atraviesa toda la reunión y crea un subtexto, debate apasionante que se acaba instalando de principio a fin de la mañana.
La pregunta versa sobre qué es un cártel y cómo ha afectado al trabajo.
Todos los testimonios desde lo singular de cada uno parecen encontrarse en un mismo punto de partida y también de llegada: Nunca hubiera realizado este trabajo yo mismo, Es una soledad acompañada, Es como estar solo, pero sin estarlo…
Así, se demuestra cómo el cártel, órgano base de la escuela, que decía Lacan, va mucho más allá que un trabajo de investigación ordinario, en tanto su peculiaridad de cuatro más Uno, y posibilita, a través de la transferencia, una función de bisagra, de lazo, de anudamiento con el otro.
Compartiendo significantes con el cuerpo (rasgo, órgano, inscripción) el cártel, como aquel, no se tiene, sino que hay construirlo.
Las palabras, la búsqueda, este viaje solitario pero acompañado de cada uno, va dejando huellas en el saber, dando lugar a unos trabajos extraordinarios, y poniendo de manifiesto que, a pesar de todo y ante todo, el cártel es cuestión de deseo.
[1] Lacan, Seminario 20, Paidós pág 49, 1979.